lunes, 5 de marzo de 2012

A vueltas con la productividad y los tomates

Mis comienzos en la empresa de invernaderos fueron algo complicados debido, de una parte, al total desconocimiento que tenía sobre la agricultura y, por otra, a ciertas limitaciones derivadas de la dificultad que tengo para distinguir ciertos colores (verde y rojo en determinadas situaciones, por ejemplo).

Para que podáis analizar la importancia de esta limitación, sirva como ejemplo mi problema con los tomates.  Dicha hortaliza se recoge en el momento donde en la parte baja se empieza a formar una cruz roja. Esto, que para casi todos los mortales no supondría ningún problema, para mi se convertía en un verdadero quebradero de cabeza.

La identificación de esta “supuesta” cruz roja me resultaba más difícil que el peor de los ejercicios que tuviésemos que resolver en econometría. En un semáforo es bien sencillo distinguir el verde del rojo, pero en un tomate la cosa cambia.



Los primero días, siguiendo un criterio claramente conservador, recogía un número mucho menor de tomates que mis compañeras de tarea, pero, pasada esa fase inicial de familiarización con la actividad, me decidí a recolectar un número mucho mayor apara que nadie pudiese decir nada de mi productividad. Para ello me guiaba más por mi instinto que por mi ojos, dado que estos claramente fallaban.

El resultado, en las cajas de tomates recogidas por mi, la práctica totalidad estaban aún sin iniciar la maduración, por lo que el propietario de la explotación decidió trasladarme a la recolección de judías y pimientos que se hace atendiendo a un criterio de tamaño, atributo que sí que podía distinguir sin demasiadas dificultades.

Durante mi estancia en los invernaderos se me fueron ocurriendo un sin fin de medidas que podrían ser implantadas para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, logrando, al mismo tiempo, mejoras sustanciales en la rentabilidad del negocio.

Pero, de nuevo, el tiempo, o el paso de este, me hizo ver con posterioridad que estas mejoras no eran ni importantes ni prioritarias dado que el coste de la mano de obra era tan bajo que resultaba más sencillo incrementar la producción por aumento de mano de obra que por incremento de la productividad de la existente. Por otra parte, cualquier mejora que requiriese inversión era a todas luces irrealizable debido a la situación crítica en la que se encontraba la empresa.

En aquel momento aprendí algo que más adelante debería haber utilizado, pero no lo hice. La mejora en la gestión viene de la mano de un incremento de la productividad de la organización no del volumen general de output que ésta obtiene.

En caso de estar ante una organización con una elevada productividad y rentabilidad, el incremento en el volumen de producción total supondrá un incremento en los beneficios, pero si estamos ante una organización con bajos o negativos niveles de rentabilidad y baja productividad, el incremento de la facturación llevará aparejado un agravamiento de las situación.

La productividad se mide como un cociente entre Outputs (productos obtenidos) dividido entre Inputs (recursos utilizados), así pues, si pretendemos incrementar la productividad podemos actuar sobre los inputs, reduciéndolos, o logrando mayor cantidad de output por cada unidad de input.

Aún hoy no acabo de entender cómo sabiendo esto, en mis actividades he intentado casi siempre aumentar la productividad mediante un incremento de los outputs totales, lo que llevaba aparejado un incremento de los input, puesto que no implantábamos medidas o tecnologías que favoreciesen el aumento de la productividad individual. 

Como podéis suponer, en todos los casos, esta estrategia nos ha llevado a una escalada de crecimiento sin fin y al aumento de tamaño del problema, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo (mayores pérdidas y problemas más complejos).

Pese a todo ello, de mi estancia en los invernadero he extraído un buen número de conocimientos, incluida mi capacidad de plantar distintos tipos de hortaliza, lo que en caso de una crisis económica y tecnológica total, garantiza la alimentación de mi familia, aunque fuese con tomates verdes (cuestión que como entenderéis me tenía, por aquel entonces, muy preocupado).

En fin, una idea de negocio menos, un viaje a Irlanda, una bicicleta que tuve que comprar para ir a a trabajar, y muchas experiencias más.

4 comentarios:

  1. No escribas todo seguido y dale algún INTRO que sino es muy difícil de leer ;)

    Fátima

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  2. en todos los casos, esta estrategia nos ha llevado (...) al aumento de tamaño del problema

    Muy interesante.

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    1. Recuerdo a mi padre diciendo siempre que "cuánto más alto, más fuerte será la caída". Otra verdad que a base de palos acabas por aprender.

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  3. Perdonad por el post sin puntos.

    Lo mandé desde el móvil y me los quitó.

    Ya está arreglado, con foto incluida.

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