Antes de marcharme para Ecuador, todo
lo que sabía del país y nada era lo mismo.
Desde aquella no he vuelto.
Me marché de Quito un 14 de noviembre del año 1994. Me recuerdo hoy caminando
por la pista del aeropuerto yendo hacia el DC10 de Iberia que me traería de
vuelta a casa con el Pichincha al fondo viendo como resbalaban por mis mejillas
unas lágrimas que salían de lo más hondo y que indicaban
los profundos cambios que había obrado América en mi.
Y recordé entonces las palabras de
Maruja Torres con las que empieza Amor América:
... Por eso sé qué ocurrirá cuando
llegue a Madrid. Abriré el balcón y América no estará, y echarla en falta será
mi forma de seguir en ella. Escrutaré el cielo, carente de las constelaciones
que velaron cada noche mis trayectos en ferrocarril, mientras avanzaba a la
manera latina de sur a norte, y la nostalgia me mantendrá en marcha. Iré al campo
y me parecerá pequeño, y mi ansia de valles infinitos, de nudosas cordilleras
guardando el horizonte, empujará mi cuerpo hacia adelante...
¡Cuánta verdad puede guardar una
frase en tan pocas palabras!
En Ecuador crecí tanto humana como
profesionalmente.
En el primer ámbito, el personal,
recuperé la seguridad perdida en Irlanda, pero ya sin la prepotencia de la
inocencia. Una vez que has sufrido un golpe sueles esperar otros y tiendes a mirar
hacia el lado de donde ha llegado, pero ahora estaba algo más preparado para
aguantarlos.
En el ámbito profesional, empecé a
disfrutar con mi trabajo y viendo que ante mi se presentaban importantes
oportunidades para el desarrollo. Me gustaba el comercio exterior, la
investigación de mercados, la cooperación al desarrollo y un montón de temas
con los que había tenido contacto.
En mi trabajo como becario de
Comercio Exterior en la Cámara Española de Comercio de Quito aprendía a
elaborar estudios de mercado, tuve que organizar misiones comerciales, redactar
informes sobre ferias, apoyar a empresarios en visitas comerciales y un sin fin
de actividades que, como mucho, había estudiado en el ámbito teórico.
Puedo decir que a nivel profesional,
no sólo aprendí a hacer un montón de cosas, si no que disfruté enormemente
haciéndolas.
Demuestra que efectivamente creciste humanamente y que dejaste la prepotencia atrás: ¡¡pon la foto prometida!!
ResponderEliminarLa foto está en twitter @victormsixto
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