Creo que una de las bases del éxito en las empresas se
sustenta en saber interpretar las necesidades y deseos de los clientes.
Como creo que ya he dicho antes, O Café da Vaca nace de una necesidad propia. Yo, como joven que era en ese momento, necesitaba
lugares de ocio más actualizados y dinámicos de los que había en Ferrol hasta
ese momento, por lo que un local como A Vaca era para mi necesario.
Pero lo importante no era lo que yo pudiese pensar, lo
interesante era que muchas personas opinaban del mismo modo que yo por lo que
la apertura de O Café da Vaca vino a cubrir esa necesidad.
Hace ya algún tiempo que cuando imparto algún curso o
seminario a emprendedores digo que no existen ideas buenas o malas, lo que hay
son oportunidades en el mercado.
No me cabe duda que yo había encontrado una.
Recuerdo haber intentado aplicar modelos teóricos que había
estudiado durante la carrera (ciclo de vida, por ejemplo).
Un compañero de sector me había dicho que las ventas
crecerían durante los dos primeros años para estabilizarse en ese momento.
Aquello era alucinante, si era cierto lo que me habían dicho
me iba a hacer rico en el plazo de dos años y eso que ya no quería ser rico.
No dejaba de preguntarme ¿cuánto más se puede ganar?. Aún
estamos en las fases de introducción o crecimiento y los beneficios eran cuantiosos.
Sólo había una pregunta que no me dejaba analizar adecuadamente el modelo, ¿cuándo vamos a llegar en
madurez?.
Pero volvamos al momento en que estábamos preparándonos para
abrir.
Desde el comienzo me rodeé de un equipo de colaboradores
que, entendía, podían complementar mis habilidades.
En particular, creo realmente que sin el apoyo de Rafa
(Ruizma para los amigos), originalmente trabajador contratado, más adelante
socio y hoy un buen amigo, no habría logrado llevar a cabo el proyecto ni este
habría logrado llegar a donde llegó.
Cierto es que en alguna ocasión el estar tan pegado a la
realidad como estaba Rafa no le permitió volar algo más alto y ver, desde esa distancia, las
oportunidades que nos dejaba el mercado.
Pero claro, estoy actuando como buen economista, diciendo
hoy por que no sucedió ayer lo que antes de ayer dije que iba a suceder.
Si en aquel momento hubiese tenido yo claro que lo que tenía
delante era una oportunidad real, la habría explotado.
Mis dudas y su
aversión al riesgo mezclado con un cierto pensamiento derrotista que rodea su
vida, dieron como resultados no haber abierto un segundo Café da Vaca en Lugo y
con ello haber empezado a crecer creando una gran cadena que hoy no tendría nada que
envidiar a esa americana del café hecho con agua chirla y que con una marca que
está entre las diez más conocidas del mundo lo inunda todo. Menos mal que a
ciudades pequeñas aún no han llegado!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario