La primera idea de negocio real que valoré tuvo su origen en
la realización de un trabajo para una asignatura en segundo de carrera.
La temática que había escogido fue “Los invernaderos de flor
en la comarca de Ferrol”. Realmente en la elección del tema hicieron su parición dos
componentes, el primero tenía que ver con la cercanía de este tipo de invernaderos
a la casa de mis padres y, el segundo con el interés que desde pequeño tuve en
la producción de bienes, especialmente aquellos que provenían directamente de
la tierra o del mar. Supongo ello se debía a un ancestral miedo a no ser capaz
de alimentarse en la etapa adulta.
Según el test de Kolt sobre estilos de aprendizaje, que
realicé años más tarde, mi estilo se denomina ”Adaptador·.
Los puntos fuertes que destaca el autor sobre este tipo de
personas es que hacen y se involucran en cosas y experiencias nuevas.
Suele ser más arriesgado que el resto de las personas y se
le llama “adaptador” porque destaca en situaciones donde hay que adaptarse a
circunstancias inmediatas específicas. Es pragmático, en el sentido de
descartar una teoría sobre lo que hay que hacer, si ésta no se aviene con los
“hechos”. El adaptador se siente cómodo con las personas, aunque a veces se
impacienta y es “atropellador”. Esta persona suele encontrarse dedicado a
actividades técnicas o prácticas, como los negocios.
A la vista de lo anterior, parece evidente que el emprendimiento
podría ser una opción lógica en mi vida y así fue y también es cierto que la impaciencia y el ser algo "atropellador" condicionan muchos de mis comportamientos.
Sin saber que mi personalidad era adecuada para ello, me planteé, entonces, la posibilidad de crear una empresa
dedicada a la producción y comercialización de flor. El mercado estaba en alza, por aquel
momento y tendría muchas posibilidades de desarrollo con una adecuada incorporación
de la tecnología en las explotaciones.
Esto último hacía que me pareciese más
atractivo ya que dedicarse a la agricultura tradicional no estaba en los planes
de un pequeño urbanita como yo.
Durante los siguientes años fui planteando más en serio la
posibilidad de crear una empresa al acabar mis estudios universitario.
Por una parte serviría para poner en práctica mis teorías
sobre la posibilidad de crear “otro tipo de empresa”, y por otra, me permitiría
lograr un modo de vida en un momento en el que la crisis económica te mandaba
al paro un buen número de años al acabar la carrera.
Suele ser más arriesgado que el resto de las personas y se le llama “adaptador” porque destaca en situaciones donde hay que adaptarse a circunstancias inmediatas específicas. Es pragmático, en el sentido de descartar una teoría sobre lo que hay que hacer, si ésta no se aviene con los “hechos”. El adaptador se siente cómodo con las personas, aunque a veces se impacienta y es “atropellador”. Esta persona suele encontrarse dedicado a actividades técnicas o prácticas, como los negocios.
ResponderEliminar¿Sale tu foto, en el test?
Debería, pero non. a verdade é que é un Test que me pasaron nun curso de ESADE e cando vin o resultado estiven completamente de acordo.
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