lunes, 20 de febrero de 2012

El tiempo pasa...


Por tomar el título de la letra de una canción de Pablo Milanés, la comparto con vosotros.



Los años siguientes fueron pasando con una mayor capacidad para adaptarme a los tiempos de la universidad. Los dos primeros meses puedes pasarlos de “fiesta total” siempre y cuando asistas a clases y sepas frenar unas semanas antes de las navidades, para preparar los primeros parciales. Acabados éstos te puedes coger un nuevo mes de vacaciones, o algo más, para encarar con fuerzas el final del curso y cumplir con un ratio razonable de calificaciones.

Este nuevo conocimiento sobre la realidad universitaria me permitió ir mejorando mis calificaciones, al punto que, una vez finalizado tercero de carrera, me pareció que debía compatibilizar empresariales con otra carrera más, de la que matriculé al curso siguiente.

Con lo que no contaba yo era con la aparición en mi vida, en cuarto de carrera, de algunos nuevos elementos que distorsionaban mi capacidad para atender adecuadamente dos carreras, estos son: mi primera novia en la Universidad y un sindicato de estudiantes en el que buscaba el apoyo ideológico que no encontraba ni entre mis profesores, ni entre mis propios compañeros.



Como consecuencia de este nuevo entorno, unos resultados académicos aceptables y una segunda carrera abandonada, pero no me quejo ya que la universidad debe servirnos también para formarnos humanamente, y en ese campo estaba alcanzando grades avances.

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